La terapia orientada a la crianza y la terapia familiar implican crear un canal de expresión emocional para el niño y un canal de comunicación entre el niño y sus padres. Este canal de comunicación está guiado por el psicólogo y el psicoterapeuta. El psicólogo se pone a la escucha del niño para que pueda elaborar sus emociones, el malestar emocional y relacional y su rol en el sistema familiar. En este malestar se encuentran las causas de la demanda y de los problemas de conducta.
La relación madre hijo/a y la relación padre – hijo/a es una de las relaciones más complejas que nosotros los seres humanos experimentamos. Sentir que nuestros hijos nos pertenecen porque los hemos parido es una de las trampas culturales de nuestras sociedad modernas. En realidad nuestros hijos son propiedad de ellos mismos y lo que necesitan es que nosotros estemos a la escucha de ellos, acompañarlos y cuidarles. Necesitan nuestra mirada amorosa para poder crecer.
Escucharlos es lo que el psicólogo necesita saber hacer. Escucharlos sin pretender educarlos, sin pretender dejar nuestra huella en ellos, si no amar en ellos a la generación nueva de la cual son portadores. No tenemos nada que imponer a los niños. Creo que hay una sola manera de ayudarlos, siendo auténticos nosotros mismos. Que no sabemos para ellos, si no que serán ellos los que tendrán que aprender a saber. Que nosotros no fabriquemos su porvenir si no que lo crearán ellos; otorgándoles la oportunidad de tomar a cargo su destino exactamente como ellos quieran tomarlo.
En la terapia orientada a la crianza, la familia se concibe como un todo, como un sistema que funciona en conjunto, donde cada uno de los miembros tiene su propio rol dentro de este sistema único e irrepetible. Por eso la terapia tiene que ser un canal de comunicación entre los miembros de este sistema y en ningún caso el psicólogo no puede sustituir ninguna de las figuras parentales. Parte de los proceso terapéuticos de crianza implican ayudar a tomar conciencia a los padres sobre las dinámicas familiares, la función que puede tener en el sistema familiar el malestar. Ayudar a tomar conciencia a los padres no es culpabilizarlos. Si no todo lo contrario, el sufrimiento de la madre y el padre necesita ser elaborado y expresado en un entorno de acompañamiento terapéutico para que todos puedan dar el paso hacia el bienestar.
Muchas veces nosotros los padres y madres podemos vivir el malestar o la frustración de nuestros hijos con mucho malestar y podemos fantasear con quitarles todo el malestar inherente a la vida para que sean seres siempre felices. Una reflexión importante para cada madre y padre es que no les podemos dar a nuestros hijos todo lo que desean, pero sí es importante darles lo que necesitan. Y esta reflexión nos sumerge en la lucha que puede haber en nosotros entre lo IDEAL y lo REAL. Entre la maternidad y paternidad real versus lo ideal. Haciendo de esto un camino de aprendizaje y aceptación.
En nuestro gabinete de psicólogos de Sant Cugat vemos que cuando los niños se sienten comprendidos y guiados con seguridad a través de los altibajos de la infancia desarrollan un sentido de seguridad y confianza en sí mismos que le permite hacer frente con éxito a todo lo que les ofrezca la vida. Así mismo el síntoma disminuye y el equilibrio en el sistema familiar se reinstala.
Los niños deben saber en el más profundo de su ser que es amado incondicionalmente por sus padres, en todo momento y a pesar de todo, y que aunque se equivoque siguen siendo amados por sus familia.
Nuestros hijos necesitan varios permisos para sentirse bien. Necesitan sentir que pertenecen a la familia, que tiene su sitio y rol en la familia y que pueden ser ellos mismos. Que pueden tener sus propias necesidades, sus propios gustos, sus propios ritmos. Qué pueden aprender y que se puede equivocar y no pasa nada. Necesitarán también sentirse importantes y sentir que lo que expresan es suficientemente importante para ser escuchados y dejarles hablar. Así que es importante que los niños/as puedan hablar pero lo más importante es que nosotros como madres y padres podamos escuchar, así sabremos lo que realmente necesitan. Los niños siempre expresan claramente sus necesidades.
Otras cosas importante a tener en cuenta de las necesidades de nuestros hijos es no dejarles solos si se hacen daño o tienen miedo. Poder escuchar sus miedos, validarlos y acompañarlos. Necesitan este contexto de amor y protección y necesitan que nos dejemos impactar por sus vivencias, por lo que para ellos es importante en su mini mundo. Tener iniciativa es otra de las necesidades que nuestros hijos experimentan, iniciar en los momentos en los cuales ellos no pueden elaborar lo que necesitan o sienten. Y así explicitarles nuestro amor y pasar tiempo con ellos. No nos tenemos que olvidar que jugando es como crecen nuestros niños y niñas.
Nuestros niños/as necesitan que asumamos nuestro rol de padres, que les podamos contener, dejándoles ser ellos mismos y poner límites claros. Creo que es importante enseñarles que se puedan defender y que tienen derecho a defenderse y aceptar todas las emociones.
En nuestra opinión no hay modelos perfectos de crianza. Ni hay que seguir ninguna moda de crianza. Cada padre y madre va a criar a sus hijos e hijas con quien es él o ella como persona, con sus virtudes y con sus limitaciones y nuestros hijos van a aprender cosas valiosa de nosotros. Muchas veces las madres y padres preguntan “Qué hago? Lo dejo llorar o no?” La respuesta es como cada uno sienta y tenga sentido para él o ella en ese momento. Podemos seguir patrones una o dos hora del día pero la crianza es 24 horas 7 días a la semana, así que mejor será ser auténticos con nuestros hijos y quererlos incondicionalmente. Enseñarles nuestras verdades, enseñarles quienes somos. Ser fieles y honestos con nosotros mismos y con ellos. Mirad a los ojos a vuestros hijos y dejad que os miren, porque estamos bien tal como somos cada uno de nosotros y cada uno de ellos y así les dejaremos elegir y fabricar ellos mismos su propia vida y encontrar sus propios caminos.